Elección

Remolinos de pensamientos que recorren mi mente, que me ahogan, que me asfixian, me roban el sueño, la tranquilidad, la paz, se apoderan de mi tiempo, de mi voluntad, de mi felicidad...

Siempre he tenido medianamente claro lo que quería, lo que hacer, a lo que dedicar mi tiempo, mi vida y de repente me encuentro al final de un camino, con tantas opciones como se me ocurran, sin saber qué hacer. Ninguna de esas opciones es simple, sencilla, porque se entrecruzan y claro... uno afecta a los otras y viceversa. Por otro lado, no se si me veo con fuerzas para llevarlas a cabo, ni si serán opciones correctas, o solo una ilusión que me llena en parte y que cuando la experimente me desilusionará...

Si elijo la que ahora más tengo en mente, que también, todo sea dicho de paso, es la que más dudas suscita en mi, tendría que esperar un año, un largo año, porque... llegué tarde, tanto pensar, decidir, preguntar y... esperar, para después llegar tarde.

Mi mundo, mi pequeño mundo gira en torno a la idea de que todo ocurre por algo, que hay un motivo para todo, lo cual no implica que piense que mi destino está escrito y que no tenga que luchar por él, pero si que crea que de todo se aprenden cosas, que todo vale para algo, que si pierdes una buena oportunidad puede que quizá no fuese tan buena o que haya otra mejor esperándote. Así que si pienso en ello veo que quizá el motivo de llegar tarde sea que iba a tomar una decisión precipitada, una opción poco meditada, con dudas y en un momento en el que la ansiedad me apresa, el estrés me puede y en el que no puedo ver mi caso desde un ángulo externo, ser más objetiva o mejor aún intentar escuchar mi interior sin dejarme influenciar por otra persona, por ventajas vanas o por el brillo de las farolas que alumbran ese camino.

Quizá deba buscar un rato de relax en solitario, un tiempo en el que decida no hacer nada, nada más que buscarme, escucharme, ver qué necesito, por qué y qué me lo va a proporcionar; pero es que no me siento con fuerzas ni de eso, ni de encontrarme en este aspecto, soy incapaz de mirar para otro lado cuando las responsabilidades me llaman, cuando me gritan que las lleve a cabo, por qué se apoderan de mi, por qué no me dejan pensar, disfrutar, vivir... por qué?

¿Qué hacer cuando no sabes lo que quieres?

Enigmática